Historia

La Creadora creó nuestro universo
Es la aventura que se narra en estos versos
La Creadora, ¡oh, nuestra Diosa!
Haika os espera, ansiosa.

Cuando el juglar termino de contar aquella historia, hizo una reverencia ante el guardián del mundo de Haika. Enarcó una ceja, pero después sonrió, burlón. Y rió, una carcajada del que el juglar acabó asustándose. Sin embargo, la risa del rubio no era para nada maligna. Sino divertida e incluso algo burlona.
—Quien se iba a esperar que viniendo de Haika, me esperase a mí ansiosa.—Ya había parado de reír, pero aun así soltó una suave y baja carcajada. El juglar no entendía demasiado de qué se reía el guardián.
—Joven Guardián… Quería decirle.
—Alan.
—¿Cómo?
—Me llamo Alan.
—Pues… joven Alan: aparte de haberle relatado mi nueva canción sobre el regreso al mundo de nuestra gran Creadora, soy un mensajero. Y este es el mensaje: la Creadora quiere que abráis la puerta.
—Uhm… ¿Y os ha dicho la razón? Anda que es teatral, mira que mandar a un juglar para que me digan un mensaje… Sabiendo lo que odio a los juglares, sois tan ridículos con aquellas laudes… Tan pesados… Me dan ganas de reventaros la cabeza contra la pared. —Dicho esto, sacó una pequeña daga de su alforja. El juglar comenzó a temblar, sabía que Alan no era de aquellas personas que solían perdonar…
—L-la razón… Es porque quiere que todos los mundos estén… Juntos… Ya había una relación entre ellos. Así que quieres que abras el puente, para que estén todos ellos en un mismo plano. Las historias de Haika, sus micro-historias, sus novelas, sus personajes en su imaginación… Y sobre todo, los personajes de rol. Además, quiere que todos le conozcan a ella.
—Que divertido.—Sonrió.—Ahora largo, juglar.—Se fue rápidamente. Y después de que ya hubiese pasado un tiempo desde que se marchó, Alan volvió a reír.
—Que curioso, Haika.—Sonrió. —Al fin no solo me verás a mí, tu guardián. Sino a todo el mundo… Deberá ser divertido... Haika, la creadora. Como dijo el juglar, la Diosa...—Y volvió a reír.—No me imagino venerándola.
Dicho esto, sacó la gran llave que abría todas las dimensiones. Sabía que sería algo demasiado arriesgado mezclar a todos aquellos personajes de las historias de Haika. De aquellos personajes tan extraños, que no sabían lo que les iba a deparar el mundo.
La hizo girar una vez estuvo dentro del encaje. La puerta se abrió con brusquedad, haciendo así que toda aquella luz iluminase la oscura cueva. Una luz tan radiante, tan pura... Que le resultaba dañina a los ojos. Poco a poco, Alan comenzó a internarse en ella.
Todos los mundos están juntos.

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